Sala de Prensa
Un retiro bien resuelto financieramente
¿A qué edad debería retirarme de la dirección y gestión ejecutiva de la empresa familiar? Pregunta dirigida a un foro de fundadores o lideres de generaciones posteriores, la respuesta es superior al 50% agregando “nunca” y “no lo sé”. ¿Tiene pensado como hacer la sucesión generacional? A otro colectivo con perfiles similares, cerca del 80% respondieron no. ¿Cuál es la principal preocupación de su familia empresaria? A un tercer grupo, el relevo generacional.
¿Quién es el responsable de esta sorprendente confusión? Sencillamente, el fundador/a, el empresario/a, el líder generacional a suceder; tiene que aceptar la idea de que un día tendrá que pasar el testigo a tiempo y bien a la Siguiente Generación. La sucesión es un hecho natural que puede ser mortal para la empresa familiar (las estadísticas indican un 70% en la generación fundadora) y la historia confirma que cuando el fundador o líder a suceder en la generación correspondiente espera excesivamente para iniciar el proceso de sucesión, dificulta aún más su realización y sitúa a la empresa en riesgo de discontinuidad.
Una de las principales barreras para retrasar la sucesión generacional es el temor del fundador/líder a quedarse sin patrimonio para vivir, sin ingresos para mantener su mejor calidad de vida. ¿Hay solución? Anticipándose en el tiempo, creando los instrumentos financieros apropiados, en paralelo a su Empresa familiar, para que cuando llegue el momento de la jubilación, disponga de las suficientes rentas para vivir merecida y holgadamente, él y su familia.
A este reto, propio de las familias empresarias, se le suma la falta de conocimientos financieros básicos de nuestra Sociedad y la mayor esperanza de vida de las Personas, que hacen más compleja la gestión de sus finanzas personales para obtener la máxima rentabilidad de sus ahorros-inversiones en relación al riesgo asumido.
Las familias empresarias y sus directivos, en la estrategia financiera de su patrimonio familiar, no deben autorizar una gestión discrecional a terceros de sus fondos de ahorro, sin haber definido previamente los objetivos (rentabilidad, riesgos, periodos, costes, etcétera) y sobre todo, las inversiones que claramente no quieren hacer. Y especial atención, con el conflicto de intereses de algunos directivos de entidades financieras por su doble condición de gestores comerciales y asesores financieros. Tampoco deben especular intentando anticipar la “psicología” de los mercados financieros; seguramente que apostar en Las Vegas, sea más divertido…aunque también se pierda dinero. La línea roja entre inversores y especuladores es muy fina, siendo fácil cruzarla sin darnos cuenta. Saber de finanzas personales no sirve para especular, pero nos puede ayudar a invertir mejor.
Como hemos dicho, asegurar y rentabilizar nuestro Patrimonio Familiar es una de las claves para dar confianza y tranquilidad de futuro a las familias empresarias y a sus directivos. Lo conseguiremos si planificamos las necesidades financieras típicas de todo ciclo vital de una familia: consumo, inversión, previsión y protección, y tomamos las decisiones acertadas de ahorro-inversión, tanto de presente como de futuro. Invertir bien no es difícil, todos podemos hacerlo: pensar con sentido común, ser nosotros mismos y preocuparnos de no cometer errores garrafales. Ah! Y no dejarse llevar por la corriente, porque si.
¿Y después qué? ¿Qué será del empresario o del directivo? Retirarse hacia una nueva vida de actividades amenas bien merecidas; o emprender viejas ideas de nuevos negocios; o impulsar actuaciones sociales para el bien de la Sociedad; o continuar con funciones de gobierno corporativo para la propia empresa familiar. Un montón de iniciativas con la ilusión y tranquilidad de un retiro bien resuelto financieramente.